La Condesa de Bureta y Palafox
La condesa de Bureta y Los Sitios
Don Juan Crisóstomo, esposo de la «HEROÍNA DE LOS SITIOS DE ZARAGOZA» fue VI Conde y Señor de Bureta, y Señor de los lugares de Salillas, Xésera, Millá, Burjaman, Almalec, Ferreruela y Araso, y de la jurisdicción criminal de los de Fragó, Salavert y Canella, y Caballero de la orden de Malta por breve de 10 de diciembre de 1771. Su padre Don Miguel López Fernández de Heredia, Julbe y Antillón, Barón de Salillas, Capitán General de las Islas Canarias.
Casó don Juan Crisóstomo con doña MARÍA DE LA CONSOLACIÓN Domitila Azlor y Villavicencio, (*Gerona, 12 de mayo de 1775) hija menor de los Virreyes de Navarra Don Manuel de Azlor y Urries, jefe de la línea menor de la Casa de Villahermosa, y Doña Petronila Tadea Villavicencio y Villavicencio, procedente de una de las familias más ilustres de Jerez de la Frontera, de cuyo matrimonio nacieron Mariano de los Dolores (*Zaragoza, 1798), y María de los Dolores (*Zaragoza, 1804).
Habiendo enviudado Doña María Consolación Domitila muy joven contrajo nuevas nupcias con Don Pedro María Ric y Montserrat (Zaragoza, 1.10.1808), Barón de Valdeolivos, Rector de la Universidad de Huesca, Alcalde del Crimen en la Audiencia de Aragón, y promovido a las plazas de Oidor y Gobernador de la Sala del Crimen de dicha Audiencia, y Diputado electo por el Reino de Aragón en las Cortes de Cádiz.
La Condesa de Bureta tuvo excelentes relaciones con el General Don José Rebolledo de Palafox y Melci, hijo tercero del Marqués de Lazan, dado su parentesco próximo, como descendientes ambos de Doña Cecilia de Urries y Gurrea de Aragón, Condesa de Luna, mediando entre ambos una confianza ilimitada y afecto profundo, hasta el extremo de nombrarle juntamente con su esposo Don Pedro María Ric, albacea testamentario, tutor y curador de sus hijos.
Al producirse el primer sitio francés en 1808 fue una de las mujeres que más se distinguieron por su conducta heroica: organizó un cuerpo de mujeres encargadas de socorrer a los heridos y de llevar víveres a los soldados que se hallaban en puestos avanzados. Fue Doña María Consolación Domitila, heroína de los Sitios de Zaragoza, bien llamada “mujer de valor sin segundo”.
Por su denodada defensa de la Ciudad y socorro cotidiano de los defensores, ante la invasión francesa, reflejada excelentemente en la documentación recogida por Don Mariano de Pano y Ruata y más recientemente por Doña Nuria Marín Arruego, en su excelente trabajo «La condesa de bureta»
Sir William Doile, General Gobernador de la plaza de Gibraltar, escribió acerca de la Condesa: «(…) es la noble dama que con su ejemplo personal produjo el extraordinario entusiasmo y heroísmo de las mujeres de Zaragoza”.
«Vióse con frecuencia a aquella joven ilustre, tan bella y delicada, desempeñar con la mayor sangre fría, en medio de un fuego de fusilería y aun de artillería de los más terribles, los deberes que se había impuesto, y desde los primeros pasos que dió por aquel camino, no dejó ver en su semblante la más ligera emoción que pudiera indicar el temor de un peligro personal o que la distrajese ni por un momento de sus humanitarios y patrióticos proyectos”. Así lo afirmó don Carlos Ricardo Waugham, secretario de la Embajada británica en España, en un libro que él escribió, siendo testigo directo de los hechos relatados.
A la edad de 41 años, aun en la flor de la juventud, casi recién regresada de Cádiz, donde se refugió con don Pedro María Ric, hasta la liberación de Zaragoza, la Condesa de Bureta, una de las más animosas mujeres, no solo de España, sino del mundo entero, entregaba a Dios su alma entre el dolor del pueblo, testigo de su heroísmo, siendo reconocida por la historia contemporánea con el titulo de su condado.
General Palafox
La Condesa de Bureta Doña María Consolación Azlor y Villavicencio era prima del General Don José de Palafox y Melzi, hijo tercero del Marques de Lazan, como descendientes ambos de Doña Cecilia de Urries y Gurrea de Aragón, Condesa de Luna, según puede verse en el árbol genealógico que emparienta ambas ramas, mediando entre ambos una confianza ilimitada y afecto profundo, hasta el extremo de nombrarle juntamente con su segundo esposo Don Pedro María Ric, albacea testamentario, tutor y curador de sus hijos. Puede verse esta estrecha relación entre la Condesa de Bureta y el General Palafox, las cartas familiares que mutuamente se dirigen ambos, en una de las cuales vemos el tratamiento que el General da a Don Pedro María Ric, llamándole «Perico».
Como muestra de la relación existente entre Palafox y la Condesa de Bureta transcribo seguidamente unas líneas de la carta que le dirige el primero a la segunda, fechada en Madrid el 9 de febrero de 1814, al regreso del cautiverio francés que padeció el general en Francia: «…Mi querida prima y amiga de mi vida: si tuve placer en escribirte, mayor consuelo ha sido para mí el ver tu letra y los sentimientos de patriotismo que son en si tan naturales que jamas mueren: te hallo como te deje siempre heroína Zaragozana, este es el mayor titulo a que puedes aspirar una mujer. Yo me contentara con tener la décima parte que tu tiene y has tenido a la inmortalidad de esa digna Capital de Aragón. …. me contento con darte a ti y a Ric las más expresivas gracias por lo mucho que habéis hecho por mí …»
Añádese a lo expuesto sobre la relación entre ambos, (Palafox-Consuelo), que estando en relaciones Consuelo, que tenía entonces 33 años con Don Pedro María Ric, hijo primogénito del Barón de Valdeolivos, esperaban ambos novios la resolución del proceso de casación de la viudedad de la Condesa; pero ésta no llegaba. Por eso decidieron por fin casarse, como lo hicieron el 1 de octubre, casi en secreto, en la capilla de San José del Seminario de San Carlos, de Zaragoza, esperando que se arreglaran sus asuntos para dar publicidad a su boda. Esta se había hecho con tal sigilo que en Zaragoza, sólo lo sabían la madre de Consuelo y el «General Palafox», dato este, que nos ofrece la íntima relación de Consuelo y su primo José de Palafox.
El encumbramiento de Palafox, causó, como es natural, gran entusiasmo en el ánimo de la Condesa. Las relaciones entre ambos fueron frecuentes y afectuosas, dando esta al general «Cuantos avisos creyó oportunos sobre las maldades que se hacían o proyectaban contra la Patria, tan pronto como llegaban a su noticia» según escribe la propia María Consolación. Había comenzado el primer Sitio de Zaragoza. De su actuación en él habla la representación que de su puño y letra dirigió a la Junta Suprema, exponiendo sus méritos y servicios, fechada en Reus el 29 de agosto de 1809, durante su viaje a Valencia, en la que afirma: «Que fue de las que más contribuyeron al levantamiento de Zaragoza, escribiendo también a Navarra y excitando a todos a mirar por el rey y el honor español, con cuyo objeto permaneció en Zaragoza en ambos sitios, y contribuyó por los todos los medios al mejor servicio de S.M., pues no solo dio cuanto tenía, sino que empezado el bombardeo y choques en el primer Sitio, estaba continuamente en la calle deteniendo a los paisanos que acosados de hambre se retiraban de los puntos atacados, y a quienes daba comida y pan y vino a los demás y los hacia volver inmediatamente a los puestos. Enviaba agua a las baterías por medio de una porción de mujeres que se habían refugiado en su casa por habérseles arruinado las suyas…» Notables y numerosos son los testimonios que pueden aportarse de la destacada actuación de la Condesa de Bureta en estos Sitios de Zaragoza.
Después del levantamiento del primer sitio, (13 de agosto), visitaron Zaragoza varias personas notables, entre ellas el general inglés Carlos Guillermo Doyle, a quien Palafox nombró Mariscal de Campo del Ejercito Español y que pronto intimo con la Condesa. En este tiempo estaba de modo que los niños de las casas más principales tuvieran desde pequeños nombramientos militares, y el hijo de la heroína «Marianito», que entonces tenia diez años y ya llevaba seis años de cadete, (ya que fue retratado como tal por algún discípulo de Goya a la edad de 5 años y cinco meses, según óleo que existe en la Casa de Bureta»), fue nombrado por Palafox después del primer sitio Alférez de Guardias Españolas, cargo que le daba el rango de Capitán, y a quien el General Doyle, en su entusiasmo por la Heroína Zaragozana Condesa de Bureta, quiso honrarla nombrando a su hijo su edecán, «siendo conocido por oficial de mucho mérito y bastante instruido para cumplir este grave objeto…» (de organizar el ejército de reserva).
Doña María Consolación que en primeras nupcias estuvo casada con el V Conde de Bureta Don Juan Crisóstomo Francia López Fernández de Heredia, casó en segundas nupcias con Don Pedro María Ric, Barón de Valdeolivos, Magistrado y Regente de la Audiencia Aragonesa, habiendo contraído matrimonio entre el primero y segundo sitio de Zaragoza; la luna de miel fue acompañada de los horrores del segundo asedio, en el que las responsabilidades del Regente Ric llegaron a su mayor grado, cuando enfermo Palafox fue comisionado Don Pedro María para presidir la Junta Suprema de Defensa y a su frente negoció con Lannes la capitulación de Zaragoza en febrero de 1809. La figura del Regente y la Condesa de Bureta, nos la presenta Don Mariano de Pano y Ruata, «como tipo y símbolo – mejor que otras heroínas populares, mas conformes con las tendencias de posteriores ideales democráticos – de la mujer patriota y valerosa de aquellos tiempos.
En 1814 tuvo lugar la visita de Fernando VII a Zaragoza, de regreso de su cautiverio en Francia. Uno de los actos más importantes de su estancia fue la visita que hizo a los Barones de Valdeolivos en la casa de los Condes de Bureta, como expresión de gratitud a su heroísmo y al de todas las mujeres zaragozanas. Dice Don Agustín Alcaide, celebre historiador de los Sitios que «Anunciada que fue la llegada del Rey, salió a recibirlos la condesa Doña María de la Consolación Azlor y Villavicencio, al frente de las señoras aragonesas de su intimidad y aprecio. Al llegar S.M. a la puerta de la calle se le presentó ésta heroína, le besó la mano, y con una dignidad que iba acompañada del mayor respeto, le manifestó los sentimientos de que se hallaba poseída: «V.M recompensa superabundantemente los sacrificios que he hecho por V.M.». Ello nos da idea de la importancia social que la Condesa de Bureta tenia en Zaragoza.
Mas la relación entre la Casa de «Bureta» y la Casa de «Palafox» continua y se acreciente años más tarde, cuando en 1878 Don Mariano López Fernández de Heredia, IX Conde de Bureta, casó con Doña Joaquina Rebolledo de Palafox, hija de Don Luis Rebolledo de Palafox, Marques de Lazan y hermano del General Don José de Palafox, que a su vez tuvo otro hermano Don Francisco de Rebolledo y Palafox. Igualmente de esta relación familiar existe abundante fondo documental en el Archivo de la Casa de Bureta, donde se halla inventariada documentación confidencial y oficial de la Guerra de Independencia (Sitios de Zaragoza, y Tortosa, Prisión en Francia del General Don José de Palafox y Prisión en Valencia y Mallorca de su hermano Don Francisco). Doña Joaquina Rebolledo y Palafox fue Dama particular de S.M. la reina Doña María Cristina.
Don Mariano López y Doña Joaquina Rebolledo, poseían la conocida y zaragozana «CASA PALAFOX», conocida antiguamente como «Casa de Lazan», sita en la Calle de Don Juan de Aragón, 13, mas tarde Calle Palafox y Plaza de la Aduana Vieja y del Reino, número 4, que adquirió Doña Joaquina como heredera de su padre Don Luis de Rebolledo y Palafox, y que fue cedida en perpetuo usufructo por los Condes de Bureta al Instituto o Congregación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul el 26 de julio de 1890, con obligación de erigir en ella un asilo de huérfanos o una escuela de párvulos o un colegio de niñas externas o para atender causas de caridad del propio Instituto religioso.